la prisa de las horas
y el negro-rojo de los días.
Para no desesperar
anulé el tiempo y sus registros.
Me dediqué a aguardarte
como quien tiene por oficio
envolver relojes
cancelar lunas
adormecer las horas
jugar a El Principito.
Tu Ítaca mora no espera:
existe puntual
infinita
extática.
sábado 14 de junio de 2008.
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