LA SIGUIENTE LISTA ES UN RETO, UNA PROPUESTA, UN MEDIDOR DE LAS LECTURAS QUE PRETENDO REALIZAR DURANTE ESTE AÑO (ACÁ NO INCLUIRÉ LOS TEXTOS DE ENSAYOS O TEÓRICOS QUE TAMBIÉN LEERÉ INEVITABLEMENTE), MISMAS QUE OPORTUNAMENTE RESEÑARÉ -DE MANERA SUSCINTA, TAMPOCO ESPEREN QUE LES CUENTE TODA LA HISTORIA- AL TÉRMINO DE MI PROCESO LECTOR.
1. Una mujer ha podido abandonar su encierro, dejar las tinieblas y recuperar la luz y el amor del hombre que asegura ama: "Sí, yo le enseñé todo. No sólo el amor. También el amor, desde luego, pero asimismo todo lo demás, la valentía, la fidelidad, mirar a la oscuridad". Pero en el último instante grita llamando a su captor para que le "impida" salir y perderse -luego de creerse recuperada en ese universo de sombras- para siempre. Esta es la anécdota del mito de Orfeo; misma que sirve de motivo para la novela corta de Claudio Magris, su más reciente publicación. Lectura recomendable, no sólo por su brevedad (63 páginas) sino porque actualiza el mito griego devolviéndole a los lectores, la constante irresolución de la ecuación amorosa.
Magris, Claudio: Así que usted comprenderá, Anagrama, Barcelona, 2007.
* Lectura realizada el 4 de enero de 2008.
2. Probablemente el deseo de muchas mujeres (y también el de bastantes varones) sea el de encontrarse con un “hombre a la medida”, aquél que reúna en su masa muscular, una dosis equilibrada de emotividad, fortaleza, ternura, comprensión, ¿deseo?, confianza, probidad y belleza, entre muchos otros atributos. Piden como si este varón prét-á-porter no pudiese resultar un monstruo a fuer de combinar activos opuestos. Y sin embargo, once autoras mexicanas se lanzaron al laboratorio de la escritura para desarrollar, parte a parte, al hombre literario “a la medida” de sus gustos, anhelos y/o necesidades.
Si bien suele ser común que sea el varón quien enumera, tasa, alaba o denigra las partes del cuerpo femenino, en esta antología de Claudia Guillén son ellas, las mujeres, las que enlistan y vuelven creación literaria la anatomía masculina: desde la calvicie hasta los pies, pasando por el pecho, la espalda, las nalgas, el pene, la boca, la nariz, el vello y las manos. Once escritoras –que en ningún momento asumen posturas feministas ni de género, explícitamente-, engendran el nuevo Prometeo, polifémico, jorobado (por el peso de la soledad), ausente y deseante, quieto y en movimiento, amado y no amante, cosificado, puesto en el centro y juzgado; ora comprendido, ora acusado –culpable-, pero (siempre) hombre contra-parte de la mujer, con lo que el mecano queda conformado por entero. Mujeres que dan cuenta de sus sentimientos (y visiones en movimiento) sobre el mundo masculino.
Guillén, Claudia: Un hombre a la medida, Cal y Arena, México, 2005.
*Lectura concluida el 9 de enero de 2008.
3. La muerte me da. (Un infarto)(En el blanco)(Redonda). Sin contemplaciones. Me mata. Me re-mata. La muerte. (Un paréntesis)(Una coma); punto y coma. Así podría definir (¿explicar?) el proceso de lectura (creación y recreación) que ha realizado CRG en su nueva novela. El esperado retorno. (¿De Diana Salazar?) Mucha propaganda, poco contenido. Con-tenido. Al leer la obra uno no puede evitar pensar (¿Pensar?) en lo "atrevido" (¿aventurado? ¿exagerado?) que ha sido esta vez el experimento de la tamaulipeca. Frankeinstein de letras. Fonemas en caos. Sí, es como si la escritura fuera un gas ideal al que se puede -se quisiera- mantener a temperatura, presión y volumen constantes modificando siempre alguna de éstas para ver qué sucede. Sucede. Que es un fiasco. El antecedente que uno puede encontrar en esta obra se halla en sus propias obras: Lo anterior y Los textos del yo; pero todos le deben algo –o mucho- a Spanbahuer; El hombre que se enamoró de la luna. Por citar algo. Dice. Más de 300 páginas y uno siente que le da vértigo, flojera, insolación lectora, vahído, muerte anunciada y en partes. Toda la muerte me da. La idea de una escritura troceada es interesante pero tediosa (¿Confusa?). Sin embargo, me ha gustado la novela. ¿La novela? La propuesta. La pro-puesta. El asunto de thriller anunciado en la contraportada no es tal; no para mí, pero si es divertido hallar los fantasmas de CRG tan pequeñitos (tan leimotivaianos) como la mujer pájaro cuya presencia ser agiganta en la minúscula geografía del párrafo. Teruteru.
Rivera Garza, Cristina: La muerte me da, Tusquets, México, 2007.
* Lectura concluida el miércoles 16 de enero de 2008.
* Lectura realizada el 4 de enero de 2008.
2. Probablemente el deseo de muchas mujeres (y también el de bastantes varones) sea el de encontrarse con un “hombre a la medida”, aquél que reúna en su masa muscular, una dosis equilibrada de emotividad, fortaleza, ternura, comprensión, ¿deseo?, confianza, probidad y belleza, entre muchos otros atributos. Piden como si este varón prét-á-porter no pudiese resultar un monstruo a fuer de combinar activos opuestos. Y sin embargo, once autoras mexicanas se lanzaron al laboratorio de la escritura para desarrollar, parte a parte, al hombre literario “a la medida” de sus gustos, anhelos y/o necesidades.
Si bien suele ser común que sea el varón quien enumera, tasa, alaba o denigra las partes del cuerpo femenino, en esta antología de Claudia Guillén son ellas, las mujeres, las que enlistan y vuelven creación literaria la anatomía masculina: desde la calvicie hasta los pies, pasando por el pecho, la espalda, las nalgas, el pene, la boca, la nariz, el vello y las manos. Once escritoras –que en ningún momento asumen posturas feministas ni de género, explícitamente-, engendran el nuevo Prometeo, polifémico, jorobado (por el peso de la soledad), ausente y deseante, quieto y en movimiento, amado y no amante, cosificado, puesto en el centro y juzgado; ora comprendido, ora acusado –culpable-, pero (siempre) hombre contra-parte de la mujer, con lo que el mecano queda conformado por entero. Mujeres que dan cuenta de sus sentimientos (y visiones en movimiento) sobre el mundo masculino.
Guillén, Claudia: Un hombre a la medida, Cal y Arena, México, 2005.
*Lectura concluida el 9 de enero de 2008.
3. La muerte me da. (Un infarto)(En el blanco)(Redonda). Sin contemplaciones. Me mata. Me re-mata. La muerte. (Un paréntesis)(Una coma); punto y coma. Así podría definir (¿explicar?) el proceso de lectura (creación y recreación) que ha realizado CRG en su nueva novela. El esperado retorno. (¿De Diana Salazar?) Mucha propaganda, poco contenido. Con-tenido. Al leer la obra uno no puede evitar pensar (¿Pensar?) en lo "atrevido" (¿aventurado? ¿exagerado?) que ha sido esta vez el experimento de la tamaulipeca. Frankeinstein de letras. Fonemas en caos. Sí, es como si la escritura fuera un gas ideal al que se puede -se quisiera- mantener a temperatura, presión y volumen constantes modificando siempre alguna de éstas para ver qué sucede. Sucede. Que es un fiasco. El antecedente que uno puede encontrar en esta obra se halla en sus propias obras: Lo anterior y Los textos del yo; pero todos le deben algo –o mucho- a Spanbahuer; El hombre que se enamoró de la luna. Por citar algo. Dice. Más de 300 páginas y uno siente que le da vértigo, flojera, insolación lectora, vahído, muerte anunciada y en partes. Toda la muerte me da. La idea de una escritura troceada es interesante pero tediosa (¿Confusa?). Sin embargo, me ha gustado la novela. ¿La novela? La propuesta. La pro-puesta. El asunto de thriller anunciado en la contraportada no es tal; no para mí, pero si es divertido hallar los fantasmas de CRG tan pequeñitos (tan leimotivaianos) como la mujer pájaro cuya presencia ser agiganta en la minúscula geografía del párrafo. Teruteru.
Rivera Garza, Cristina: La muerte me da, Tusquets, México, 2007.
* Lectura concluida el miércoles 16 de enero de 2008.
4. Teruteru. Buscar sin querer encontrar y hallar lo que no se buscaba. Así es el juego que articula gran parte de la novela El hombre que se enamoró de la luna. Una obra que impresiona desde las primeras líneas: "Si tú eres el diablo, no soy yo quien cuenta esta historia". La aparante evasión del narrador, la ambiguedad de la realidad, la perfecta caracterización de los personajes hacen de esta novela un recorrido apasionante y doloroso, intenso y poético, contradictorio, ameno. Pasional. A lo largo de 259 páginas, Tom Spanbahuer consigue exponer una realidad -denunciar una realidad- que desafortunadamente sigue existiendo como lo es la discriminación racial y sexual -por citar algunos- y la intolerancia religiosa, piedra de tropiezo de la mayoría de los credos (que se institucionalizan o que aspiran a ello). Si te encuentras con esta novela (de difícil localización en el mercado), súbete a su aeroplano y visita al hombre de la luna.
Spanbahuer, Tom: El hombre que se enamoró de la luna, Océano, México, 1997.
*Lectura concluida el domingo 10 de febrero de 2008.
5. Si existe un momento oportuno para disfrutar de este libro éste es el de la denominada semana santa. ¡Semana santa en Occidente, tan laico, tan aconfesional, tan racionalista! Esto suena como a ir de compras en un país de confesión musulmana. Y ese placer, el de compar, lo he experimentado al leer La puta de Babilonia; a través de sus más de doscientas páginas, Vallejo nos va dando cuenta de las innumerables hazañas que la iglesia católica ha realizado, ora financiando, ora participando activamente en ellas, en aras de consolidar su poder, su concubinato con el Poder, desde el cual ha ejercido una tiranía infinita. Fernando Vallejo exhibe, con un estilo singular, las atrocidades de la jerarquía romana, las impresiciones de los textos bíblicos, pone en tela de juicio la existencia real del mesías y con ello tira cuesta abajo toda la tradición del magisterio de la misma; se burla de los papas y de los documentos eclesiales, maneja cifras apabullantes en donde queda manifiesta la falsedad del discurso de la iglesia católica, apostólica y romana; todo un rosario de mentiras. Les aseguro que quienquiera que se atreva a perderse en la vastedad de estas páginas encontrará una razón más para salir huyendo de la tiranía de una institución, que ha hecho de la mentira, el chantaje y demás linduras, su catecismo particular. Disfrútenla.
Vallejo, Fernando: La puta de Babilonia, Planeta, México, 2007.
*Lectura concluida sábado 22 de marzo de 2008.
6. Cuando escuchamos o decimos la expresión "la primera vez..." solemos asociar ese primera con una situación de índole sexual; y sin embargo, dicha enunciación abarca un corpus más amplio que no infinito de significaciones. Y utilizando este significado múltiple de la frase se juega con el doble sentido de los lectores y se da título así a una serie de 12 cuentos publicados por una editorial colombiana, que busca, a través de diversas antologías, promover la cuentísitica que no encuentra asilo en el top ten de la alfaguarización de la literatura. La selección que integra este compendio es acertada, divertida, con un toque de ingenuidad que a veces se necesita devolver a la realidad para no sumbir ante la misma. En este libro destacan cuentos de Faulkner, Felisberto Hernández, Iván Bunin, Cabrera Infante, Luis Rafael Sánchez entre otros; de éste último, el cuento "Tiene raiz la noche" deja en el lector un grato sabor a ingenuidad, como si de repente y por un instante, uno volviera a hacer ese niño pequeñito que quiere conocer -sentir más bien- lo que es estar en la intimidad con una mujer. El texto es breve pero su lectura es fluida, una recomendación para los aficionados a textos de la adolescencia.
Guido L., Tamayo S.: Cuentos de la primera vez, col. El pozo y el péndulo, Panamericana Editorial, Colombia, 2000.
*Lectura realizada el martes 25de marzo de 2008.
7. Mira por dónde y encontrarás que vas en una dirección, entonces pasa un marrón y ya vas en otra dirección. Spanbauer vuelve a atrapar mi atención -y mi emotividad- con el texto La ciudad de los cazadores tímidos. A través de Will, recién llegado a Nueva York desde su natal Idaho, nos enteramos poco a poco, a través de las 662 páginas que conforman la novela, de las andanzas, aspiraciones, anhelos y limitaciones de un grupo de hombres y mujeres queer (los hay gay, bisexuales, trasvestidos) y su relación con el poder en los Estados Unidos bajo el gobierno de los Reagan (Ronald y Nancy) en los inicios de los ochentas, la vida cotidiana en los suburbios de Manhattan, la aparición del sida y los estragos que causa en los habitantes de esta ciudad convertida en una "Ciénega de Lobos". En un principio, el narrador nos hace amar entrañablemente a los personajes: Rose, Fiona, Tiro Acertado, Charli 2lunas, Rubi Prestigiacomo y al personaje que cuenta entre otros más, para después despeñarnos en caída libre desde el pináculo de la querencia en la atroz vivencia de la enfermedad y sus estragos. Para quienes conocen de cerca lo que el sida hace en las personas, esta novela nos recuerda que la lucha contra el virus no está ganada: "Todos estamos concretamente en nuestro cuerpo por un momento de nuestra vida" confiesa un persona antes de morir espectacularmente, si se se me permite así referirlo, sin embargo, en el relato, la muerte es una entrada para hallar la salida: "Qué acto tan valiente y encantador dejar que el cuerpo celebre". La novela es eso, una dolorosa celebración de la vida en resistencia, el desgaste que causa jugar al héroe en un tiempo donde ya no se estilan porque nadie los espera, nadie los necesita. La auténtica heroicidad radica en amanecer vivo al día siguiente y joder al poder hegemónico, heteronomativo, excluyente, racista con la consigna de avanzar mientras dure la capacidad de plantarle cara al destino: "La compulsión lúcida de actuar polémicamente cristaliza mi libertad". Con Spanbauer no existe otra manera de vivir so pena de existir solamente. El performance, el reto, la no claudicación son algunas de las situaciones que este autor mantiene vigentes en su narrativa, quizá se explique en su propia condición de "mestizo". En tanto, la lucha por dar la voz (suspendida en la bocina de un teléfono permanentemente descolgado) a los cuerpos represaliados sigue en pie, aupada por la valentía de estos cazadores tímidos que se atreven a devorar la noche y sus demonios, y al día y a su puñado de "capullos", porque existe una ley que tira de sus pasos: "Los hados guian a quien se dejan, y a la que no, la arrastran".
Spanbauer, Tom: La ciudad de los cazadores tímidos, Poliedro, Barcelona, 2002.
*agosto de 2008.
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